El proyecto consiste en la adecuación y decoración de una vivienda unifamiliar en alquiler, que debíamos convertir en un hogar, con un presupuesto ajustado.
La casa se ubica en la ciudad de Málaga a escasos metros de la playa y cuenta con una superficie de 150 m2 más 30 m2 de terraza, divididos en 4 plantas.
Se trata de una vivienda construida en los años 80, con los materiales propios de aquella época, de mala calidad y que hoy están totalmente desfasados. Además, el color y textura de los acabados oscurecía y afeaban enormemente la casa.
Se descartó la idea inicial de unir dos de los cuatro dormitorios de planta primera, dado su pequeño tamaño, por el gasto que ello suponía y finalmente la parte de obra quedó reducida al empleo de pinturas, alicatados y papeles decorativos, que consiguieron lavarle la cara a toda la vivienda con la menor inversión posible, convirtiéndola en un contenedor de color blanco que pone en valor la luz natural y que alberga un mobiliario alegre y lleno de color.
Las piezas de mobiliario escogidas son de todo tipo: desde clásicos de diseño de los siglos XX y XXI, como la mecedora de los Eames, el Grand Repos y Ottoman de Citterio, o el sofá Polder de Jongerius, hasta muebles de saldo encontrados en mercadillos, herencias familiares y otros adquiridos en las tiendas más básicas de decoración.
Teniendo en cuenta que la vivienda era de alquiler, debíamos conseguir nuestro objetivo con la menor inversión posible en la casa, centrándonos en una cuidada selección de mobiliario, luminarias, vegetación y objetos de decoración, susceptibles de acompañar a nuestros clientes en sus futuros hogares.
Los textiles fueron parte importante del proyecto, con una cuidada selección de alfombras, cortinas, estores, almohadones y colchas, al igual que las lámparas.
El coste final de la obra fue de 59 €/m2 (vivienda) y el del mobiliario y decoración (vivienda y terraza) de 102,33 €/m2.
